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viernes, 28 de marzo de 2014

“Homo toxicus”



Una producción canadiense dirigida por Carole Poliquin que nos habla de la relación entre sustancias tóxicas y problemas de salud tales como el cáncer, alergias o hiperactividad. Sus conclusiones son inquietantes y un desafío para cambiar nuestro modo de vida.
Todos los días toneladas de productos químicos se liberan al Medio Ambiente, sin saber que son tóxicos a largo plazo para los seres vivos. La mayoría de las 100.000 moléculas desarrolladas desde la II Guerra Mundial,  y que están presentes en los productos que usamos a diario, nunca se han testado.
Algunas de ellas encontraron su camino en nuestros cuerpos e incluso en los fetos. Hasta 247 sustancias tóxicas se han encontrado en los recién nacidos. Hoy estamos legando nuestra carga tóxica a nuestros hijos junto con nuestro ADN.
Resulta imposible escapar de esta contaminación insidiosa. Hay Bisfenol A en la botella de la bici, en los biberones y en las resinas que tapizan las latas de conserva. PBDs se escapan del ordenador y de los aparatos eléctricos. Los respiramos todos los días, junto con los ftalatos que emanan del vinilo, de los plásticos ligeros con los que se fabrican juguetes, que son tóxicos para la reproducción. El PFOA de los tratamientos anti-manchas y de las cacerolas anti-adhesivas está asociado a efectos en la tiroides y al cáncer.
Este documental explora los vínculos entre estas sustancias tóxicas y algunos problemas de salud cada vez más comunes como el cáncer, alergias, hiperactividad, infertilidad masculina. Sus conclusiones son inquietantes y un desafío para cambiar nuestro modo de vida.

Hombres en peligro



La producción de espermatozoides en el ser humano ha sufrido una caída espectacular, un 50% en los últimos 50 años, además ha habido un aumento dramático en el número de casos de cáncer de testículo y de esterilidad, así como en el número de malformaciones congénitas en los órganos reproductivos masculinos. La vida salvaje también parece estar bajo amenaza: se ha observado una feminización de la población de peces o ranas, malformaciones sexuales en lagartos o aves. Todo apunta a componentes químicos como: PCBs, DDT, éteres de glicol, los ftalatos, pesticidas, etc. Se les conoce como ""disruptores endocrinos"" y son capaces de alterar el sistema hormonal y ocasionar diferentes daños sobre la salud.