Hitler siguió órdenes de Franco para exterminar a 9.328 españoles
Hablamos con el periodista Carlos Hernández de Miguel sobre los deportados españoles en Mauthausen, sobre el dolor y sobre la verdad
Si la Historia la escriben los vencedores, eso quiere decir que tiene que haber otra Historia: la verdadera.
El periodista Carlos Hernández de Miguel comenzó interesándose por una
historia familiar y ha acabado siendo el autor de 3 espacios de
referencia para asomarnos al horror que vivieron los españoles deportados en los campos de concentración nazis de la 2ª Guerra Mundial
Se trata del libro Los últimos españoles de Mauthausen, la completísima web deportados.es y una cuenta de Twitter en la que más de 44.000 seguidores han podido asistir a tiempo real al paso de su tío Antonio por el infierno de Mauthausen.
Hablamos con él sobre dolor y verdad.
1. Mi tío, el deportado 4443
¿Cómo acaba Antonio Hernández Marín, tu tío, en Mauthausen?
Mi tío pasó toda la Guerra Civil española como artillero del cuerpo de
Carabineros de la República. Tras la derrota, cruzó la frontera y
sufrió el maltrato de las autoridades francesas que le confinó, como al
medio millón de refugiados españoles, en campos de concentración. Tras
alistarse en el ejército francés, fue capturado por los nazis. Pasó
por dos campos de prisioneros de guerra. Y de allí, un frío día de
enero de 1941 fue subido con otros 775 españoles a un tren de ganado y
enviado a Mauthausen.
Sobrevivió a dos guerras y perdió las dos.
Mi tío fue una persona derrotada doblemente, traicionada por casi todas las naciones y, finalmente, olvidada por España.
Personas como mi tío fueron derrotadas doblemente
Eliges Twitter para contar su historia, un formato potente para esta narración.
La investigación sobre la vida de mi tío pronto se convirtió en algo
más. Me hice consciente de que nuestra sociedad ni siquiera sabía de la
existencia de más de 9.000 españoles en los campos de concentración
nazis. Me conjuré para sacarles del olvido y recuperar sus voces y sus
historias. De ahí surgió Los últimos españoles de Mauthausen. Con la cuenta de Twitter quería llegar sobre todo a los más jóvenes.
Hay algo que me parece muy emotivo. Además de mensajes de ánimo del
público en general, algunos familiares de prisioneros te enviaron
mensajes en Twitter.
Te confieso que he llorado
leyendo algunos comentarios de los internautas. Ha sido también
gratificante leer comentarios de nietos y sobrinos de algunos
deportados. Algunos de ellos daban el nombre de su familiar y le decían
a la cuenta: “Si le ves, dile que se cuide”.
He llorado leyendo algunos comentarios y ánimos en Internet
Tu Twitter se llama Deportado 4443, el número de tu tío en Mauthausen y
una de las claves de esta historia: cómo los seres humanos son
despersonalizados.
Sí. Las SS tenían muy
estudiado el proceso de deshumanización al que sometían a sus
prisioneros. Les quitaban todas sus pertenencias, su ropa, su pelo y su
nombre. Unos pocos minutos después de llegar al campo, ya solo eran
parte de un rebaño a rayas, humillado y sometido.
2. Olía a carne humana quemada
¿Cómo era un día "normal" en Mauthausen?
Les levantaban a palos y gritos a las 4:45 de la mañana. Los
prisioneros tenían que pelear con sus propios compañeros para hacerse
un hueco en las piletas de agua de los aseos. Solo con un agua sucia
que las SS llamaban "café" debían enfrentarse a 12 horas de durísimo
trabajo. La mayoría de los españoles trabajó en la cantera de granito.
Tenían que llevar piedras de hasta 50 kilos, picar las laderas de la
montaña y cargar vagonetas.
En esas 12 horas solo
paraban 30 minutos para tomar una sopa aguada de nabos y zanahorias. Me
estremeció escuchar a uno de los supervivientes, el malagueño José
Marfil, explicar que en el momento en que llegaban las marmitas con la
comida, los deportados peleaban entre sí para evitar los primeros
puestos de la fila...
¿Por qué? Debían de estar hambrientos...
Porque los primeros del reparto solo obtenían agua caliente, mientras
que los que llegaban más tarde ya veían como el cazo se hundía en el
fondo de la marmita extrayendo más sustancia y algún trozo de
hortaliza.
Al finalizar la jornada debían subir la
empinada e interminable escalera de la cantera cargando una enorme
piedra. Al llegar al campo tocaba la última formación del día que, muy a
menudo, se prolongaba hasta la madrugada bajo la lluvia o la nieve.
Cuando las SS se cansaban de tenerles en posición de firmes les
mandaban a dormir con una rodaja de salchichón y un ínfimo trozo de pan
en el estómago.
Peleaban por evitar ser los primeros en el reparto de sopa porque esos solo obtenían agua caliente
Y todo esto, sin mencionar la constante amenaza de muerte...
Sí, todo este calvario era en un día bueno. Los días malos las SS
practicaban las denominadas “ofensivas” en las que se dedicaban a
martirizar y asesinar a los prisioneros.
Hay una cosa que no puedo quitarme de la cabeza.
Tu tío contaba que una vez encontró a un hombre aspirando el humo que
salía del crematorio. Cuando le preguntó qué hacía, aquel hombre le
contestó que estaba respirando lo que quedaba de su familia. Es
terrorífico.
Todos los supervivientes me han
contado cómo el campo olía permanentemente a carne quemada. Y todos
tienen grabadas en sus mentes las imágenes de los compañeros, amigos y
también los grandes grupos de judíos, gitanos o soviéticos que pasaban
delante de ellos camino de la cámara de gas.
Recuerdo
especialmente lo que me contó el cordobés Juan Romero: “70 años
después, sigo soñando con una niña judía que me sonrió mientras se
dirigía hacia la muerte”.
Todos los supervivientes me han contado cómo el campo olía permanentemente a carne quemada
¿Cuántos españoles se calcula que pasaron, y cuántos quedaron, en aquellos lugares?
9.328 españoles pasaron por los campos de concentración nazis, entre
ellos 300 mujeres. Cerca de 5.500 solo pudieron escapar convertidos en
humo y cenizas, a través de la chimenea del crematorio.
Solo uno de cada tres deportados españoles llegó con vida al día de la liberación.
Tu tío es liberado por soldados americanos el 5 de mayo del 45. ¿Cuál fue su vida a partir de ese momento?
A España no podía regresar porque Franco lo hubiera fusilado o
encarcelado. Presionada por sus propios deportados, Francia aceptó
acogerles en su territorio. Y allí se quedó mi tío y la mayoría de los
deportados españoles hasta el final de sus días. Además de las
dificultades económicas y la falta de arraigo, tuvieron que superar las
terribles secuelas físicas y psíquicas que les había dejado su paso
por los campos. Decenas de ellos se suicidaron al no poder soportar el
peso de los recuerdos. Mi tío murió en 1992.
"Decenas de liberados de los campos de concentración se suicidaron al no poder soportar el peso de los recuerdos"
3. No fue Hitler, fue Franco
No se suele hablar de aquellos españoles...
La historiografía franquista ha ocultado su existencia durante 40
años. Con la democracia no se ha corregido ese relato manipulado.
Hagámoslo ahora. Tras una reunión de Serrano Suñer, el ministro de
Gobernación de Franco, con Himmler y Hitler, los prisioneros españoles
son enviados a campos como Mauthausen. ¿Qué responsabilidad tiene el
franquismo sobre los españoles en los campos nazis?
Me preguntas qué responsabilidad tuvo Franco. Pues bien, la respuesta
es sencilla: toda. Hitler jamás habría enviado a esos 9.300 españoles a
los campos de concentración sin el consentimiento de Franco. Los
españoles, tras ser capturados por los nazis durante la invasión de
Francia, son enviados junto a soldados británicos y franceses a campos
de prisioneros de guerra. En estos campos se respetaba la Convención de
Ginebra. Todo cambió con esa visita de Serrano Suñer a Berlín en
septiembre de 1940. Tras reunirse con Hitler, Himmler y con toda la
cúpula del III Reich, Alemania emitió una orden a
la Gestapo para que sus agentes sacaran a los españoles, y solo a los
españoles, de esos campos de prisioneros de guerra para enviarlos a
campos de concentración.
Esa orden se emitió el 20
de septiembre de 1940, mientras Serrano Suñer abandonaba Berlín. Es
evidente que Hitler se limitó a hacerle el trabajo sucio a Franco.
La responsabilidad de Franco sobre los españoles en campos nazis es total. Hitler le hizo el trabajo sucio
¿Son estas 9.000 personas víctimas del pacto de olvido de la llamada Transición?
Absolutamente. Los políticos redactaron la Constitución con una
pistola en la cabeza. El objetivo de la izquierda fue exclusivamente el
de recuperar la democracia. Para ello tuvieron que pagar un alto
precio, realizar dos concesiones a los franquistas: impunidad para los
verdugos y olvido para las víctimas.
Nuestros
deportados no dejaban de ser las víctimas más incómodas del franquismo
porque eran las que evidenciaban que el dictador español fue aliado
fiel de ese asesino de masas que fue Adolf Hitler.
En Francia recientemente se le ha otorgado la Legión de Honor, el más
alto galardón estatal, a los españoles de Mauthausen. ¿Qué les pasa a
los diferentes gobiernos de España con la memoria histórica?
Hemos normalizado y asumido que haya calles dedicadas a Franco y a
otros líderes fascistas. Le pido a los lectores que hagan un ejercicio
muy sencillo. Si tienen amigos alemanes, italianos o franceses que les
pregunten si en sus países hay monumentos o calles en memoria de
Hitler, Mussolini o Pétain. Lo que pasa en este país no es normal. No
se puede pasar una página que sigue mal escrita.
Los supervivientes nunca abandonaron del todo el campo de concentración
¿Se puede salir vivo de un campo de concentración o todo el que entra muere un poco?
Uno de los supervivientes, José Marfil, me dijo algo que me impactó:
“Al llegar a Mauthausen y ver a las SS golpearnos, gritarnos y
azuzarnos los perros, pensé que nos iban a fusilar. Pero no nos
fusilaron, fue peor todavía”. Sobrevivir fue, en general, más duro que
perecer entre las alambradas.
Los supervivientes nunca abandonaron del todo el campo de concentración.
fuente: http://www.playgroundmag.net
La vida es frágil. La memoria lo es más
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